Para comprender qué está ocurriendo ahora mismo en Islandia tenemos que conocer la dinámica geológica del país. Islandia se ubica entre dos placas tectónicas, la norte americana y la euroasiática. Estas dos placas se separan dos centímetros cada año, es decir, el país crece. Lo mismo algún día llegará a ser el más grande el mundo, aunque no creo que estemos aquí para comprobarlo de sucederse.

La cuestión es que todo este movimiento de apertura de placas causa terremotos, de los cuales no hay que preocuparse ya que son muy leves, ya que las placas, al moverse constantemente, no acumulan mucha presión. Si durante tu estancia en el país sintieses un terremoto, no tienes nada de lo que preocuparte, los edificios están construidos para resistir terremotos de magnitud considerable, y como ya he mencionado antes, no suele acumularse mucha presión como para originar temblores muy fuertes. Eso sí, el susto te lo llevas.

Existe otra razón por la cual podemos experimentar sismos en Islandia, y esto es debido a los movimientos de magma por debajo de la corteza terrestre. En el borde de las placas la corteza es muy fina y el magma está bastante más cerca de la superficie que el otros lugares de la tierra. La función del magma es rellenar las grietas que dejan las placas al moverse hacia afuera. Sin embargo, en ocasiones, la cantidad de magma acumulada es mayor que el hueco que dejan las placas. Esto provoca un aumento de la presión bajo la superficie de la tierra que, de ser lo suficientemente alta, acaba provocando que el magma salga a la superficie (ahora pasaría a llamarse "lava") originando así una erupción volcánica. Cuándo erupcionan se abre una fisura de varios kilómetros que se va reduciendo con del tiempo hasta concentrarse en un punto, el cual, con el paso de las horas, acabará conformando un cráter tal y como imaginamos un volcán. Esta es una brevísima y muy simple explicación sobre el origen de estas últimas erupciones volcánicas en el país.